Intercambios que transforman vidas 

Desde la década del 90, Academia Argüello impulsa programas de intercambios culturales y experiencias educativas que hoy son parte esencial de nuestra identidad. A lo largo de estos años, este proyecto se ha consolidado manteniendo sus características distintivas: múltiples destinos, destacadas escuelas de intercambio recíproco con alojamiento en familias “hermanas” y experiencias de conocimiento y participación en diversos eventos culturales en cada destino.

 

Aprender más allá del aula

Cada curso participa de diferentes instancias a lo largo del recorrido hacia el viaje de intercambio. Los más chicos escuchan las experiencias de quienes ya viajaron; los estudiantes de segundo año diseñan juegos para recibir a los visitantes y los de quinto año se preparan para representar a la Argentina y, a su regreso, comparten lo vivido con toda la comunidad. Así, cada experiencia se convierte en una construcción colectiva que involucra a estudiantes, docentes y familias.

La recepción de los estudiantes extranjeros de manera recíproca es otra instancia de aprendizaje y de intercambio cultural que enriquece nuestro proyecto. Al recibir la visita de las escuelas hermanas, cerramos el círculo del proceso de vinculación y reciprocidad que trasciende fronteras. 

Ciudadanos globales, raíces locales

Más que un viaje, los intercambios son una oportunidad de encuentro y apertura al mundo. Nuestros estudiantes conviven con otras culturas, desarrollan empatía y respeto, y al mismo tiempo redescubren lo que significa ser argentinos. Desde compartir nuestra costumbres locales propias hasta preparar clases sobre historia y geografía de nuestro país, cada momento fortalece la identidad y abre horizontes.

Las voces de los protagonistas

Estudiantes del colegio viajaron a destinos muy diversos, donde se sumergieron en nuevas formas de aprender, convivir y mirar el mundo. A continuación, algunos de los estudiantes que participaron en los programas de intercambio —representando a los grupos que vivieron estas experiencias— viajaron a distintos destinos, donde se sumergieron en nuevas formas de aprender, convivir y mirar el mundo.

En Nueva Zelanda, Benjamín Nacelo y Kaloni Spiropulos vivieron en distintas ciudades y descubrieron paisajes que —según cuentan— “nunca imaginaron”. Para ellos, convivir con familias locales fue una manera de entender “cómo se vive en una cultura totalmente distinta” y aprender a desenvolverse en contextos nuevos, marcados por la mezcla de tradiciones nativas y con gran inmigración asiática.

En Sudáfrica, Pilar González y Trinidad Legora aseguran que la experiencia “no fue fácil al principio, pero nos recibieron con los brazos abiertos”. Conocieron lugares emblemáticos y visitaron el sitio donde estuvo preso Nelson Mandela. “Salir de la burbuja y ver cómo un país pudo cambiar su historia te mueve mucho”, reflexionan.

En Francia y Reino Unido, Delfina Cuello Carrizo y Juan Pedro Ovando vivieron “un viaje inolvidable”. Destacan el nivel académico de las escuelas y la riqueza cultural de las ciudades. “En Oxford, tomamos clases tal como lo hacen los estudiantes locales. En cada esquina hay historia y conocés gente de todo el mundo”, cuenta Delfina.

Finalmente, Felipe Maldonado, quien realizó su intercambio en Nantes (Francia), resume su experiencia en pocas palabras: “Aprendimos otra cultura viviendo la vida que viven ellos”.

Cada uno de estos testimonios revela algo en común: la curiosidad, la apertura y la capacidad de aprender más allá del aula. 

Un viaje que no tiene fronteras

Con destinos que han variado año a año —desde Canadá y Estados Unidos hasta Francia, Nueva Zelanda o Sudáfrica—, el objetivo siempre es el mismo: formar ciudadanos globales, conscientes de su identidad y conectados con el mundo. En Academia Argüello, cada intercambio es una experiencia que transforma para quienes viajan pero también para toda la comunidad educativa.